La Magnífica Noche del Recuerdo fue un evento que quedará en la memoria de los asistentes, especialmente de los adultos mayores que disfrutaron de una velada llena de nostalgia, música y emoción.
La jornada comenzó con la destacada apertura de Daniel La Salle, quien con su interpretación cautivó a los presentes y preparó el ambiente para lo que vendría después. Luego, el talento de Guisepe Masei, con su impecable doblaje, sorprendió al público, despertando recuerdos y emociones entre los asistentes.
Más de 1.500 adultos mayores se congregaron para vivir una noche mágica, donde cada acorde y cada canción los transportaron a épocas doradas. Entre risas y emociones, un gran karaoke permitió que muchos se animaran a cantar sus canciones favoritas, reviviendo momentos especiales. Además, el evento contó con un animado espacio de baile, donde algunos no dudaron en moverse al ritmo de las melodías más queridas.
Pero el momento más esperado llegó con la presentación de los hermanos Miguel y Antonio Zabaleta, quienes, con su inconfundible estilo y carisma, demostraron que la buena música nunca pasa de moda. A pesar del paso del tiempo, sus interpretaciones hicieron vibrar al público, recordando los grandes éxitos que marcaron a toda una generación. Durante una hora y media sobre el escenario, lograron emocionar a todos los presentes, incluyendo al alcalde Carlos Valenzuela Gajardo, quien asistió al evento para compartir junto a la comunidad.
El dúo aprovechó la ocasión para recordar que hacía 20 años que no visitaban Constitución para una presentación y no dejaron pasar la oportunidad de felicitar a la ciudadanía por su capacidad de levantarse con fuerza y unidad tras los difíciles momentos vividos después del 27F de 2010. Sus palabras fueron recibidas con un cálido aplauso, demostrando el orgullo y resiliencia de la gente de Constitución.
Sin duda, fue una noche inolvidable, donde los recuerdos y la música se fusionaron para regalar a los asistentes un espectáculo lleno de sentimiento, energía y gratitud por aquellos años dorados que siguen vivos en el corazón de quienes los vivieron.